viernes, 13 de junio de 2014

Carlos Montes

                             
Colegio Joyfe, junio, final de la temporada 2012-13, le pregunté a Carlos Montes si me podía contar algo de cuando jugó contra Petrovic, porque jugaste contra Drazen ¿no? Y a Carlos se le iluminó la cara y empezó a relatar lo duro que era el genio de Šibenik. Un tío así solo llega a ser lo que fue dando el máximo. Me dijo que el 5 del Real Madrid (en la temporada 1988-89) donde se empleaba con más fuerza era en ataque, no en defensa. Delante era imparable, marcaba las diferencias, y ahí tenía que ser muy duro, pues siempre le defendían los mejores especialistas. Y Montes, que en aquella temporada jugaba en el Estudiantes, lo era.

En ese partido en concreto, hubo de todo, codazo incluído por parte de Drazen, que perdió los nervios ante la acostumbrada intensidad del “Saltamontes”, mote que le puso la Demencia, el famoso grupo parte de la afición estudiantil, por los muelles que tenía en las piernas, haciendo un juego de palabras con su apellido. Se enfrentó a él varias veces en esa temporada, pués el Real Madrid y el Estudiantes suelen jugar cada año, además de en la Liga ACB, el trofeo de la Comunidad de Madrid (que ese año ganó el conjunto estudiantil 88 a 78).


Y la triste casualidad ha querido que un año después de contarme Montes este enfrentamiento y un día antes de que se cumpliera el aniversario del fallecimiento de Petrovic en accidente de tráfico, Carlos haya fallecido de la misma forma.

Tres deportistas, baloncestistas, de la misma generación, que coincidieron en la ciudad de Madrid y en muchos partidos de la liga española, en una época muy recordada que se denominó “el boom del baloncesto”, han fallecido de la misma forma, en accidente de tráfico, aunque con distintos años de diferencia. Fernando Martín, (Madrid, 25 de marzo de 1962 - Madrid, 3 de diciembre de 1989), Drazen Petrovic (Šibenik, Croacia, 22 de octubre de 1964 - Denkendorf, Alemania, 7 de junio de 1993) y Carlos Montes (Madrid, 3 de octubre de 1965 – Madrid, 6 de junio de 2014)

Pero, aunque lo de Martín y Petrovic me causó cierto impacto (sobretodo por mi admiración desde niño por Fernando), no les conocía en persona como sí lo hice con Carlos Montes. Me ha afectado, mucho, más de cerca y todavía no me lo puedo creer.
 











Montes, un histórico del baloncesto español, con un perfil distinto al de Martín o Petrovic, no era una superestrella sino un currante, con 605 partidos jugados en 18 años en la ACB, (como cuenta su compañero en Estudiantes y Sevilla, Nacho Azofra) un pegamento necesario en cualquier equipo que se precie y que mejora a esas figuras. En Sevilla, justo el año en el que Azofra regresa a Estudiantes, Montes lograría alcanzar un subcampeonato (1995-96) de la Liga ACB, precisamente a las órdenes del hermano de Drazen, Alexandar Petrovic.

Con la camiseta del mítico Forum de Valladolid, donde se retiró después de jugar también en Granada y Cáceres.

Y compartió baloncesto conmigo, todo un honor, gracias a Javi Duque, que en el curso de entrenador de Nivel 2 de Madrid 2012, nos dijo a sus compañeros, Nicolás Antón y a mi, que Montes, que era su entrenador en el Primera Nacional del Colegio Joyfe, buscaba preparadores para otros equipos del club, donde también coordinaba las categorías de canasta grande.

Allí me esperaba una tarde de ese verano de 2012, no tuve necesidad de preguntar por él, le reconocí enseguida, altísimo y delgado, con esa sonrisa y personalidad que no dejaba a nadie indiferente. Me entrevistó y me contó como era el colegio, con su coqueto pabellón encima de la piscina, una sauna en los meses de calor pero acogedor y cálido en invierno. Me presentó a Antonio Liebana, profesor y coordinador de minibasquet del cole, y me preguntó en qué tipo de club me gusta trabajar. Le debió gustar mi respuesta y mi persona, pués me puso al cargo del equipo junior masculino.

Estuve un año entrenando allí. Curiosamente, cada tarde que yo iba de camino al colegio Joyfe, escuchaba en la radio de mi coche el programa de Radio-3 "El Saltamontes". Qué coincidencia, pues nuestro entrenamiento era justo en la hora antes del suyo con el Primera Nacional, por lo que lo veía bastante más que otros entrenadores del club. Y también su forma de trabajar.

Esa misma temporada estuvo a sus órdenes mi amigo y compañero de trabajo Fran Ramírez, al que en principio le presenté para que llevara otro equipo como preparador, pero al que Carlos terminó convenciendo para que no se retirara como jugador y se pusiera a sus órdenes.

Ambos conocíamos su trayectoria, le vimos jugar, y aprovechábamos la mínima para preguntarle por su carrera. Y Montes era generoso en charlas y relatos. Disfrutaba hablando de baloncesto, que era su vida. Con sus cosas, como las tenemos todos, pero siempre educado, no en vano le gustaba hablar de educación deportiva.

Y, como dice Fran, formar parte de un equipo de baloncesto, de un club, es una experiencia muy intensa, llena de contacto, de roce, de alegrías, de enfados, de disfrute, de tensión, de altibajos, de aprendizaje, de sentimientos encontrados, de vivencias... en fin, de convivencia entre distintas personas. Yo digo también que es algo que experimentas de una forma tan fuerte que nunca lo olvidas. Hay quien no lo entiende, a veces tu propia familia, pero es así. Y en parte tienen razón, a veces nos ponemos muy pesados con el baloncesto y no sabemos desconectar. También hay que aprender a hacerlo. Pero es que al final es una forma de vida. (Supongo que esto mismo pasará en otros deportes o en otras actividades, ¿tal vez un grupo de rock?)

Lo dicho, fue una temporada la mía en el colegio Joyfe llena de enseñanzas, en la que aprendí más que en varias juntas. Y además, como en abril operaron al entrenador del Sub21 donde jugaba el hijo de Montes, Sergio, terminamos llevando ese conjunto Nicolás (él de primero) y yo (con Jorge Grau de ayudante). Fuímos entrenadores de su hijo, con lo que el contacto con Carlos y su familia fue todavía mayor. Ahora ejercía junto a Ana, su mujer, de padre de jugador, con la misma intensidad que como entrenador y jugador, pero más relajado que cuando lo veías preparado para dirigir a su equipo senior de Primera Nacional,  siempre muy dedicado a él. El propio Azofra habla de lo serio que era Montes a la hora de jugar. También para entrenar.


Carlos Montes conmigo y con otros dos entrenadores (y amigos) de Joyfe (temporada 2012-13); Nico Antón (Cadete Femenino y Sub 21 masculino) y el oscense Jorge Grau (entrenador ayudante mío en el junior y también en el Sub-21)

Esos momentos en los que estaba más relajado eran propicios para que te aconsejara desde su experiencia y que te contara anécdotas; como cuando estaba con una fiebre altísima y aún así se levantó de la cama y se presentó en una convocatoria de la selección junior, lo que fuera por jugar. O historias del entrenador de esa misma selección, el mítico Ignacio Pinedo, que fue gran influencia en Montes, ya que me contó varias cosas de él, como por ejemplo, como hizo los últimos descartes de ese equipo, mediante una selección natural hecha por los propios jugadores.


La mujer de Carlos me comentó en el tanatorio, donde le acompañaron una buena parte del mundo de la canasta (compañeros, entrenadores y árbitros de su época como jugador, y sus jugadores del Joyfe)  lo que había sentido Montes que yo no siguiera en el colegio. Todo un halago. Yo me acordé especialmente de ella y de su hijo Sergio, cuando supe la noticia de su fallecimiento. Y, como le dije a Ana, nunca olvidaré a Carlos, todo un protagonista del baloncesto español, pero como he dicho también, especialmente y sobretodo por compartir baloncesto conmigo.























Montes también participaba en eventos del baloncesto de formación como la Copa Colegial. (las dos fotos superiores, yo estuve de ayudante suyo en la de 2013) En la foto de abajo con el equipo que dirigía en Primera Nacional de Madrid (temporada 2012-13). A raíz de ello concedió una interesante Entrevista en la web de la Federación Madrileña.



Montes dirigiendo al Primera Nacional de Joyfe con Fran Ramírez atento a sus indicaciones




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