jueves, 26 de octubre de 2017

Prigioni, al final no era tan fácil ser entrenador



El gran Pepe Laso le escribió una interesante carta a Pablo Prigioni en el diario El Correo de Vitoria a propósito del desastroso inicio de su carrera como entrenador en el Baskonia, con un escaso bagaje de dos partidos ganados y seis derrotas como balance final en partidos oficiales, ya que la cosa ha terminado en dimisión tras la última de las derrotas.

En dicho artículo le viene a recordar lo fácil que era la vida del jugador, en la que la derrota pesa lo justo y se olvida bien pronto tras una buena cena y reparador sueño. Como bien dice, a lo mejor hay algo de tensión en el entrenamiento siguiente. El técnico, en cambio, no desconecta y encima tiene que preparar la charla tabarra que dará e incluso el trabajo específico hasta el siguiente partido. No dejará de dudar acerca de las piezas de las que dispone, cómo utilizarlas e incluso acerca de si mismo.

Ya he oído a varios jugadores, que se convirtieron en entrenadores, hablar de lo duro que es. Carlos Montes me dijo un día que había tres papeles en el baloncesto; lo primero es ser jugador, que es lo mejor, después está el entrenador, para el que no llega a la élite como jugador o se ha retirado y quiere seguir ligado al baloncesto, y por último el árbitro, lo más desagradecido.

El que no ha entrenado ni un equipo de minibasket, a pesar de haber estado en muchas plantillas no puede hacerse cargo de un buque de la envergadura del Baskonia. El hijo de Pepe Laso, Pablo, tocayo de Prigioni, ha tenido años de rodaje en varios equipos y categorías antes de hacerse cargo de un transatlántico como el Real Madrid. Hasta el propio Zidane ahora tan de moda y triunfador, aunque todo se andará segun el adivino Rappel, entrenó al equipo filial del club blanco un par de temporadas antes de aceptar ser entrenador del primer equipo de fútbol.

Curso de entrenador superior de 2017 de Zaragoza, con el presidente de la FEB, Jorge Garbajosa en primer término, y profesores como Sergio Scariolo o Pedro Martínez entre otros, en el que ha estado de alumno Prigioni, en su fase presencial este verano pasado.
Un curso de entrenador superior en verano no basta. Además, todavía queda por finalizar la fase de proyectos del curso Superior que acaba en diciembre de 2017 y la de prácticas que abarca hasta 2019. Casi nada.

Es más, alguien que ahora no recuerdo, seguramente un entrenador de cantera, me dijo que con toda la información acumulada tras el mes intensivo de clases, la empanada suele ser monumental y la temporada siguiente al curso se suele fracasar con todo el equipo, hasta que empieza a fluir la cabeza... y él hablaba del caso del curso anterior, el que hice yo, el de segundo nivel y el equipo era de chavales, en baloncesto de formación.

Jota Cuspinera, ejerciendo de profesor en el curso Superior de Zaragoza 2017,
muy didáctico en sus clases, lo se por propia experiencia.

Jugadores y ex-jugadores como Alex Mumbrú, Jaka Lakovic, Boniface Ndong y Óscar Yebra en el curso de este año en julio. Una cosa que suele suceder con excepciones, claro, es que los que han sido o son jugadores profesionales cuando asisten a estos cursos están todo el día juntos, no se mezclan con los "mortales" y tampoco aprenden de ellos, que de todo el mundo, hasta de los malos, se puede sacar alguna enseñanza. Eso si asisten a todas las clases y realizan los trabajos obligatorios de la fase no presencial.

Prigioni, el cuarto empezando por la izquierda, al lado del esloveno que fue base del Barcelona, Lakovic.

Prigioni se ha encontrado con unos jugadores que son profesionales, aunque él también lo haya sido, casi todos extranjeros y en un club de élite con la máxima exigencia. Y encima tuvo un episodio desafortunado y poco deportivo con los árbitros en Fuenlabrada, provocando de forma voluntaria su expulsión, como luego contó, y no haciendo más que demostrar su impotencia, desconcierto e improvisación como ha escrito el entrenador Mariano de Pablos en un excelente artículo.

Su primera experiencia le ha dejado sin ganas de entrenar a Prigioni, como ha dicho él mismo. Esperemos que encuentre pronto su nuevo papel en el baloncesto, o en la vida tras su retirada como jugador, que sin duda puede aportar mucho por su gran experiencia.



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